domingo, 14 de marzo de 2010

Los Reyes de España inaugurarán mañana la nueva terminal T3 del aeropuerto de Málaga.

El hito que mañana protagonizarán SS. MM. Los Reyes de España supondrá consolidar al aeródromo malagueño como el de referencia de Andalucía y de la mitad sur de la Península, que gracias al AVE y a las buenas comunicaciones por carretera extiende su radio de influencia social y económica a más de cinco millones de ciudadanos, en provincias como Sevilla, Córdoba, Granada, Jaén, Cádiz y Ciudad Real, entre las más cercanas.

El Aeropuerto de Málaga funciona como una ciudad en sí misma, con sus espacios urbanos, sus normas y sus servicios. Como todas, necesita crecer para desarrollarse y la nueva zona de pasajeros aportará 270.000 metros cuadrados, que el arquitecto Bruce Fairbanks ha dibujado con la característica estructura de metal y cristal que ya se ha convertido en un símbolo de la ciudad.

Sólo la cifra de personas directamente implicadas en su funcionamiento, más de 6.000 según Aena, es mayor que la población de un buen número de municipios de Málaga. Aunque su impacto en el empleo supera los 50.000 puestos de trabajo. Con la entrada en servicio de la T3, el martes, 16 de marzo, muchos de estos profesionales se repartirán entre los 86 nuevos mostradores de facturación (2 de ellos para equipajes especiales) distribuidos en dos áreas. Así como la zona de control de seguridad centralizada para las dos terminales, con nueve filtros, y una veintena de comercios, de los que la mitad serán de acceso libre al ciudadano, viaje o no.

La verdadera dimensión de la T3 aparece cuando se ponen de relieve las cifras de pasajeros del cuarto aeródromo de España (tercero de la Península). El año pasado, en plena crisis, 11,6 millones de personas volaron desde o hacia Málaga en 103.536 aviones. El mes de mayor tráfico fue agosto, con casi 1,4 millones de usuarios y 11.385 aeronaves. La punta en un día se produjo en julio, con casi 57.500 viajeros transitando por la actual Pablo Ruiz Picasso.

Los horizontes que marca la puesta en servicio de esta infraestructura permitirán superar con creces los límites actuales. Según explica Mario Otero hasta 30 millones de personas podrían pasar por las dos terminales cada año, con puntas de 9.000 a la hora. «Duplicar la capacidad de pasajeros con un alto nivel de calidad nos abre todas las oportunidades del mundo. Son ahora Málaga y la Costa del Sol quienes deben aprovechar esta oportunidad que Aena brinda», afirma.

La posibilidad de contar con dos áreas diferenciadas (la antigua T1 se cerrará al público) permite una mejor distribución de los tráficos, en función de parámetros como el destino de los vuelos (dentro y fuera del espacio Schengen, esto es, la necesidad de llevar o no pasaporte) y las alianzas estratégicas de las compañías. Básicamente, las aerolíneas que vuelan a destinos de Reino Unido (muchas de ellas de bajo coste) y todas las de fuera de la UE operarán desde la actual Pablo Ruiz Picasso. Salvo British Airways y Delta Airlines (ruta a Nueva York) que lo hará desde la T3. En esta última tendrán su base Iberia y el resto de compañías nacionales, junto a los operadores que conectan con países de la UE, y que por tanto pueden pasar con sólo mostrar el DNI. Cabe destacar en este punto que el mercado británico sigue aportando el 40% de los usuarios, seguidos por un 20% de nacionales, un 9% de alemanes y un 5% de irlandeses.

El nuevo edificio terminal queda situado como continuación del existente por su lateral norte y, de hecho, ambos estarán interconectados y funcionarán como un único edificio, con el objetivo de que los usuarios puedan realizar un tránsito rápido y sencillo. Bruce Fairbanks, autor del proyecto, explica que el objetivo del diseño era captar la luz de Málaga, en especial en el atrio, la plaza cubierta en el nivel de llegadas: «En respuesta al buen clima de Málaga se trató de proyectar un hall de llegadas abierto al exterior».

Desde el intercambiador ubicado en este punto se puede conectar con los aparcamientos, los taxis, los autobuses y, en breve, con la nueva estación de Cercanías, situada enfrente de la T3 y que ha sido diseñada también por el mismo arquitecto, para mantener la unidad formal. Cuando esté en servicio, en los próximos meses, la conexión con los trenes -que llegarán soterrados- será mucho más fácil y directa que en la actualidad. A su vez, una pasarela peatonal cubierta permite conectar con los 'parkings', que suman unas 3.700 plazas, mientras que los autocares se concentran en el sótano.

Entre los elementos claves el arquitecto destaca la gran cubierta compuesta por cúpulas que cubre las áreas de facturación, el vial de salidas y la plaza de llegadas. «También hemos dedicado especial atención al muro cortina que cierra el hall de facturación para mantener la máxima transparencia y la continuidad espacial y visual de la cubierta». Se trata de una estructura de cristal con una altura máxima de 25 metros y una longitud de 225, lo que permite que la luz natural pase casi sin obstáculos (se les ha aplicado un leve filtro solar para reducir el calor). Los módulos están sujetos por una catenaria que soporta las tensiones del cable y su diseño es único en el mundo en cuanto a altura y superficie, por lo que ya se ha convertido en un referente arquitectónico.

En el interior del hall de facturación, lo primero que llama la atención es la altura, de 30 metros hasta la cubierta (Si se cuentan las cúpulas serían unos 36 metros en total) y la sensación de amplitud, que se logra gracias a la gran distancia entre los pilares. Cada uno tiene cuatro brazos, más una retícula de 18 por 18 metros, lo que da lugar a 36 metros de luces entre columnas. En un mismo nivel se ubican los mostradores, el filtro de seguridad y los comercios, mientras que por encima del nivel de salidas hay cuatro alturas: la primer está dedicada a restauración y salas VIP y los tres siguientes son oficinas (para Aena y las compañías aéreas).

Como explica su director, en la zona pública de la T3 el ciudadano podrá, además de contemplar un edificio especial desde el punto de vista arquitectónico, disfrutar de una comida en restaurantes como La Moraga Airport, dirigido por el prestigioso cocinero malagueño Dani García (2 estrellas Michelín), así como cafeterías, hamburgueserías, farmacia, librería... «Es una oferta muy atractiva para los acompañantes de los pasajeros y para todos los ciudadanos que lo deseen», apunta Mario Otero.

Detrás del control de seguridad la terminal se prolonga hacia el norte con el nuevo dique de embarque (34 metros de ancho y 240 de largo), en el que se distribuyen veinte puertas de acceso a las aeronaves, doce con pasarelas telescópicas y ocho en remoto (mediante autobuses). El nivel de llegadas, en la planta inferior, contará con once hipódromos de recogida de equipajes (nueve para vuelos de la UE y dos de otros países) y uno más específico para equipajes especiales, como los palos de golf que con frecuencia traen consigo los aficionados a este deporte de toda Europa. El Sistema Automatizado de Tratamiento de Equipajes tiene capacidad para procesar unas 7.500 maletas por hora, y cada una alcanza su destino en apenas tres minutos.

Aunque supone un gran avance, las actuaciones no terminan con la puesta en servicio de la T3, ya que aún está pendiente la culminación de las obras de la segunda pista, que entrará en servicio en 2011 y permitirá duplicar la capacidad operativa en cuanto a número de despegues y aterrizajes, hasta alcanzar unos 600 vuelos al día (60 a la hora, frente a los 37 actuales). Esto es, un mayor potencial en cuanto a la llegada de visitantes, pero también más oferta de vuelos directos, con destinos y precios competitivos para viajar. Asimismo, está pendiente de culminar el nuevo acceso Sur (directo desde la A-7) que se encuentra en obras, y se ha proyecto una nueva entrada desde la segunda ronda de circunvalación.

Ver noticia completa del diario Sur.

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