sábado, 19 de marzo de 2011

OP: Guadalquivir con b de boina.

La cuenca del Guadalquivir se extiende por cuatro comunidades; todo un fastidio para los dirigentes políticos andaluces empeñados en que el río perteneciera solo a Andalucía. Así que esa peculiaridad enojosa de la naturaleza fue resuelta mediante una solución maravillosamente simple: quedárselo por votación.

-Oigan, que es que también afecta a Murcia, La Mancha y Extremadura.

-Ya vamos a empezar a joder con la Geografía. Cuando no dais por saco con las matemáticas o el Código Penal, es con los mapas. Vamos a ver si nos entendemos, se-ha-de-ci-di-do-por-ma-yo-ría-sa-gra-da.

-Sí, pero es que...

-Pero nada; o somos demócratas, o no somos. Si este Parlamento dice que 2+2 son 5, pues...

-Sí, ya, ya, nos la hincáis.

Detrás de este episodio chusco del Guadalquivir, que tiene algo de ficción de Borges (unos mandatarios delirantes que deciden apropiarse de un río de cuatro territorios) y algo de chiste de Gila («oiga, es la Cartografía Nacional...mire, nos va a poner el Guadalquivir sólo en Andalucía, sí, lo hemos votado aquí, sí, todos, la izquierda y la derecha...»), hay un cuadro clínico lleno de patologías políticas contra la razón. Del aldeanismo a la arbitrariedad, al episodio no le falta ningún despropósito. Y finalmente el Tribunal Constitucional ha puesto coto a la astracanada; pero si Extremadura no llega a denunciar esta farsa andaluza, o la versión castellanoleonesa del Duero, la política habría consagrado ese disparate como ley de rango superior. Todo un retrato de la política, capaz de reinventar la geografía a la medida de los intereses simbólicos de las autonomías para construir sus mitos identitarios. Un esperpento.

Este enredo inconstitucional orquestado en la corte de Sevilla difícilmente podría haberse producido sin la pólvora del aldeanismo autonómico. La idea de apropiarse de los ríos es una de las fantasías más pueblerinas de los virreyes territoriales; de una catetez ciega, sin duda de tanto calarse la boina regional hasta el entrecejo. Pero además estaban advertidos de vulnerar una directiva europea sobre la unidad de cuenca. Ahora toda la política hidrológica de la Junta de Andalucía ha quedado en evidencia. El centralismo bético albergaba no sólo la idea delirante de apropiarse del Guadalquivir sino además la cuenca sur, absolutamente independiente, sacando de Málaga una Confederación Hidrográfica histórica para concentrar la burocracia en la capital. Y esa es una fechoría ya consumada, salvo que el PP rectifique el error. En definitiva es un capítulo más de la política desconectada de la realidad. Ahí donde la Ley o la Geografía ya no significan nada. Si hay que reinventar el mapa, se reinventa.

Opinión de Teodoro León Gross para Sur.

1 comentario:

  1. Desde Almería, Región que no forma parte del río Guadalquivir y a la cual tampoco pertenece el río Guadalquivir, aunque - presos del delirio uniformizador de la gran nación - se empeñen en hacerlo nacer en el municipio de María,comarca de los Vélez, manifiesto mi apoyo al Tribunal constitucional: nadie debe apropiarse de lo que comparte con otros y, como almeriense, pienso que tampoco deben de atribuírnoslo a quienes no nos pertenece para meternos en su chapuza nacional.

    ¿Como es posible que en pleno siglo XXI anden presionando por medio de plataformas nacionalistas para situar el nacimiento del río en Almería? No hace falta que, también por votación de su parlamento, lo alarguen para endosarnos el nacimiento de papá Betis. Miren no somos Béticos, no somos andaluces y confiamos en que el río Guadalquivir nace donde siempre dijeron los científicos, o se en la Sierra de Cazorla.

    Para meternos en Andalucía por cojones ya tuvieron suficiente con la pantomima del 28-F, no hace falta que manipulen ni presionen más.

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